Desde que tenia unos 12 años, una tarde en el Planetario de
mi ciudad (Buenos Aires) nacio mi pasion imperecedera por la Astronomia. El
misterio infinito de esta bella ciencia, lo inasible de las maravillas
cosmicas, las curiosidades de la
Relatividad, lo ínfimo de nuestra importancia y nuestra
trascendencia en este Proyecto Absoluto, no dejan de producir en mi una
sensacion indescriptible cada vez que puedo contemplar la gloria inmensa del
sol transitando el dia, o la mas silenciosa y sugestiva del cielo estrellado.
Desde hace unos pocos años retomé mi amor aletargado por las
obligaciones mundanas, pero fundamentalmente por la desazon de vivir bajo un
cielo metropolitano, y desde entonces mi interes no ha dejado de aumentar con
cada una de las escasas noches de observacion que puedo regalarme. No tengo ni
la sombra del talento para el dibujo que tienen muchos amantes del cielo, ni
tampoco conocimientos de fotografia, mucho menos de astrofotografia. Solo una inagotable curiosidad, y un ansia que
me asombra, ya que en otros aspectos de mi vida ya casi no existe. Por esto
trato de escribir lo que veo, cuando puedo. Describir posicionalmente, y en su
apariencia relativa, los astros que me muestra el ocular.
Tengo un grabador de periodista, pero nunca consigo la
paciencia para volcar al papel lo que en las raras ocasiones en que lo he
usado, he grabado en el. No fue distinto con los grabadores que he bajado a mi celular, por lo cual me tengo
que conformar con repasar lo garabateado torpemente en la oscuridad de la
noche, sumado a los detalles escapados del papel, que afloran con el recuerdo
mañanero.
Esto es lo que aparece en mi pomposa y poco originalmente
bautizado Registro de Observaciones, algunas de cuyas paginas dejo aquí como
recuerdo para mis hijos o curiosidad para quien quiera leer algun dia esta pagina
de mi blog personal. El fundamento de escribir un registro como este es atesorar para el futuro el extasis de la observacion, lo que vivi en cada uno de esos pocos instantes, guardarlos en el papel para que en años venideros, si todavia estoy en este mundo, pueda recordar y regocijarme con esas notas que son solamente eso, placer conservado en el freezer del papel, una pequeña aunque preciosa (para mi) dosis de verdadero solaz para el alma.