El Sábado 23 de Julio viajamos los cuatro hacia Cordoba para disfrutar juntos de un tiempo pleno de familia. Luego de unas 10 horas de viaje, llegamos a Villa Gral. Belgrano, nuestra residencia provisional para los primeros dias. El dia siguiente, temprano, partimos a conocer algunos lugares aledaños de renombre. Visitamos La Cumbrecita, donde con los chicos hicimos trekking (para mi algo extenuante) hasta una preciosa cascada cercana, que caia desde unos 5 o 6 m de altura hasta un estanque que mas abajo se escurria perdiendose entre roquedales. Con los chicos lo pasamos muy lindo, aunque la madre no pudo llegar hasta ese bello lugar por las moderadas exigencias fisicas de la travesia, para ella impasables.
Desde esta localidad fuimos hasta Yacanto de Calamuchita, pero la gran sequia que azotaba la provincia la despojó de toda la belleza que de otro modo habria tenido. El Lunes 25, luego del desayuno, partimos para conocer el tramo norte de las sierras Chicas. Viajamos hasta Villa Carlos Paz, y pasamos por varias localidades intermedias incluyendo Cosquin, La Falda, La Cumbre, Los Cocos (donde los chicos visitaron el famoso laberinto), arribando finalmente a Capilla del Monte a eso de las 16 hs. Pensando al comienzo del viaje en pernoctar en esta ciudad para hacer varias excursiones al cerro Uritorco, las cuevas de Ongamira y el parque Los Terrones, la insuficiencia de tiempo nos obligo a un cambio de planes, y decidimos optar por este ultimo paseo, muy hermoso y de recorrido agotador para mi, por mi falta de estado fisico, pero inolvidable para mis hijos y yo, que compartimos esta belleza natural y la guardamos para siempre en nuestra biblioteca mental de los recuerdos mas queridos.
Andrea no alcanzó a completar los primeros 100 metros de los casi 3000 que tenia el recorrido, y viendolo retrospectivamente, me doy cuenta que hizo bien en volverse, porque no hubiera disfrutado el paseo. Es un area trabajada por los arroyos y la erosion eolica a traves de innumerables milenios, y abundan las cuevas y formaciones de piedra. Muy bonito, pero se notaba claramente el drama de la sequia, que le restó mucha belleza y apagó todas las cascadas y las fuentes. Luego de este recorrido, decidimos regresar y pernoctar en Villa Carlos Paz, ciudad que nos habia impactado por lo cosmopolita y vital, su bullicio y su actividad comercial, ademas de sus obvias cualidades esteticas por estar recostada sobre el lago San Roque. En la mañana, luego del desayuno, partimos hacia la capital provincial, la bella y enorme ciudad de Córdoba, que con sus 2 millones de habitantes, es la segunda ciudad mas grande del pais. Por la tarde, luego de recorrer su centro antiguo, volvimos a Villa General Belgrano. Esa noche, con los chicos vimos una película en el tranquilo hall del hotel (Sherlock Holmes), y a la mañana siguiente descansamos. En la tarde fuimos a conocer con mas detenimiento las riquezas coloniales jesuiticas de Alta Gracia y la casa de Liniers, retornando al atardecer a VGB, pasando otra vez por el sinuoso y bello camino que bordea el Dique Los Molinos.
El Jueves 28 dejamos definitivamente esta pequeña localidad, para hacer el tramo mas importante de nuestro viaje en términos turisticos. Alcanzar Mina Clavero siguiendo el camino de las Altas Cumbres. En el camino avistamos el observatorio de Bosque Alegre, y llegamos a destino a eso de las 15 hs. Nos alojamos en una bonita cabaña alejada del centro, (Cabañas del Rio) con vista a las sierras Grandes. El rio Mina Clavero, entonces solo un arroyo por la falta de agua, se escuchaba murmurando en la distancia. Al cabo de un rato, los chicos volvieron describiendo un hermoso rincón secreto que habian descubierto tras una caminata por la vecindad. Me llevaron con ellos, y provisto con mi nueva Nikon D90 me dispuse a llevarme un recuerdo invaluable con mis hijos. Unos 300 metros mas alla, habiendo cruzado un puentecito, un bosque, y pendiente mas abajo, algun alambrado, llegamos a un amplio espacio donde el meandroso arroyo-rio corria borboteante y somero entre enormes piedras, con playitas solitarias aquí y alla, y una pequeña aunque deliciosa cascada semioculta por las grandes rocas. Alli no habia un alma. Los chicos se treparon a los enormes peñascos que ocultaban la vision 100 metros mas adelante, en tanto yo me dedique a filmar y a grabar el sonido indescriptiblemente relajante del agua, para aferrarme a su recuerdo de paz, cuando mas tarde la vida diaria me aplaste con su violencia, su ruido y su angustia. Esa tarde, despues de intentar calibrar infructuosamente mi nuevo y pequeño telescopio (Nexstar 4SE) para dedicarme a una noche de observacion astronomica, cambie mi proyecto ventajosamente por una inolvidable charla bajo las estrellas, con mis hijos, sobre la formacion y muerte de las estrellas, los quasars, las enanas blancas, estrellas de neutrones, agujeros negros, planetas hipoteticos, y algunas cosas fascinantes de la relatividad que siempre son tan sugerentes y dejan a los auditorios volando en la nebulosa de su imaginacion, avidos de saber mas. Fueron casi 2 horas deliciosas compartidas con los chicos en el silencio de la montaña, hasta que el cansancio y el frio nos obligaron a interrumpir y a refugiarnos adentro de la cabaña, donde su mama ya hacia rato que dormia.
Al dia siguiente, Viernes 29, hicimos con los chicos un memorable asado en la parrilla de la cabaña, con su bello balconcito a las sierras. Mientras la carne se iba haciendo, y el aire se impregnaba con su exquisito aroma, los chicos llevaron a su madre a conocer el rincón secreto a la vera de aquel arroyo. Volvió claro, extasiada, encantada con el agua y el sol de alla abajo. A eso de las 14 nos fuimos a la vecina localidad de Nono, para visitar el inefable Museo Rocsen. En las deliciosas 2 horas que pasamos dentro de ese fascinante museo polifacético, donde pueden encontrarse curiosidades absolutamente imposibles de convivir bajo un mismo techo, como un toro embalsamado de proporciones gigantescas, una momia preincaica encontrada en la cima de un volcan a 5000 metros de altura, un piano frances del siglo XVIII unico en el mundo de 4 que se construyeron en su momento, un trozo del Muro de Berlin, un antiguo trapiche para fabricar aceite de oliva, un ternero de dos cabezas, o una increíble colección de instrumentos musicales entre mas de 30.000 objetos, tuvimos la inmensa suerte de conocer con mi esposa a su dueño, una persona humildisima y cálida, un verdadero sabio, con el cual conversamos unos minutos para mi inolvidables. Como meditabamos con Andrea mas tarde, que alimento tan exquisito y nutritivo es el contacto con la gente de espiritu elevado, es como un bálsamo del que uno siempre quiere mas.
Desde alli, partimos hacia Villa Carlos Paz, donde llegamos al anochecer. El siguiente dia, Sábado 30, resultó frio y lluvioso. Fuimos al centro de la ciudad, a comprar regalos y recuerdos. En la tarde, siendo las 19:19hs, los chicos y Andrea estaban en la pileta climatizada, y yo escribia este relato en la habitación del hotel, que hoy (25/08/11) transcribo aquí. Al dia siguiente partimos para Buenos Aires, llegando al caer la tarde. Fue una semana intensa, que nos debiamos hacia mucho tiempo a nosotros mismos, y que fue un regalo mas de Dios en esta vida.